Sí, promueve los patrones correctos de oclusión, deglución y respiración.
El movimiento que el niño efectúa con la mandíbula y la lengua predomina sobre los otros huesos y músculos, favoreciendo y disminuyendo al 50% la maloclusión. La acción de la lengua también influye en la forma del paladar, haciendo que sea más redondo y plano. Al succionar el seno, se establece el patrón adecuado de respiración nasal. La lactancia materna es el mejor alimento al recién nacido y favorece el buen desarrollo de los maxilares.