• Asistir al odontopediatra solicitando orientación el primer año de vida, de modo que el especialista pueda observar y evaluar el riesgo de caries del niño.
• Realizar una higiene bucal desde la erupción del primer diente, mediante el uso de una gasa humedecida en agua, cepillo específico para esta etapa, dos veces al día y, sobre todo, después de las tomas nocturnas.
• Evitar hábitos que favorezcan la transmisión bacteriana precoz (compartir la cuchara, limpiar el chupete con la saliva de los padres al niño, etc.).
• No ofrecer azúcares antes de los 2 años de edad y reducir al máximo los carbohidratos fermentables en la alimentación complementaria (galletas, zumos, etc.).